Wednesday, October 27, 2021

¿Me rascas?

Mi primo Fernando se mudó de casa estando joven porque no es que le saliera trabajo ni nada, hubo unas cosas bien complicadas con una propiedad y se la dejaron. Era de esos bien peleados con sus papás, su mamá a cada rato lo traía a gritos sobre una cosa u otra, de seguro le dejaron ese lugar para ya no tener que tratar con él. Me acuerdo de niño que en una fiesta se acababa de poner un tatuaje y todos los adultos se pasaron la tarde entera regañándolo. Ya para cuando se mudó traía tatuajes por todas partes y en lugares bien visibles. En unas vacaciones me quedé ahí porque estaban fumigando mi casa y mis papás trabajaban. Fer tenía una hermana menor, Nora que siempre me trató muy bien y un hermano Alberto  que era más grande y siempre pensé que era un tío.
Para asegurarse de que no se estuviera metiendo nada, a cada rato iba mi tía a revisar el lugar, a inspeccionarlo y parecía que ya se había hecho bien normal. Por un rato entregaba pizzas en moto y ya no lo tenían que ir a sacar del torito por manejar borracho. Una vez hasta me vino a entregar una a mí y yo ni sabía que trabajaba en eso. Para cuando me quedé estaba entrenando de mecánico entonces la casa siempre olía a aceite.
Yo llegué con mi mochila para unos días y él se veía bien harto de tenerme, de seguro le dijeron "y cuidas a tu primo" y yo le estaba arruinando planes.
No eramos muy cercanos, la verdad, me llevaba bien con mi "tío" Alberto (que era bien molestón pero buen tipo) pero Fernando siempre me decían que ni me acercara. En cuanto llegué se veía muy cambiado, todavía esbelto pero se cortó el pelo que antes lo tenía de metalero. Lo primero que me dijo fue
- ¿Traes los quinientos?
Me habían dado dinero para comida y me decían que se los diera al llegar, parecía más su tarifa para cuidarme. Me puso la mano en la cabeza y me jaló para que entrara sin saludar.
Yo había llegado como a las doce pero se veía que loacababa de despertar, no traía zapatos y venía en unos boxers verdea de esos sueltos y una camisa de los looney tunes. En cuanto entré movió ropa sucia de un sillón a otro para que me pudiera sentar.
- ¿Y qué? ¿Ya comiste?
- Sí, en el puesto afuerita del camión.
- Vale, porque el refri ya no funciona y tendría que prenderle al gas para la estufa. El congelador sí sirve, ¿quieres una paleta?
La verdad ni se veía incómodo, no me quería ahí pero no quería hablar al respecto, mejor me ignoraba y yo lo ignoraba. Luego dedarme la paleta se fue a dormir y me quedé ahí unas horas, de menos tenía algo que leer pero me estaba empezando a dar comezón por todas partes, no le presté mucha atención pero me cambié de lugar en caso de que tuviera chinches. Ya en la tarde salió de su cuarto con unos pantalones pero el boxer hecho bolas por la cintura, me vio rascarme un brazo y me dio un zape
- A ver, ¿no te dijeron de los moscos? Ponte trucha si no te van a comer. Mira - Aplaudió y mató a uno, me lo enseñó - Es temporada de mosquitos, ¿qué no los ves?
- No...
- Pues presta atención. Hasta estás por la ventana, a ver, párate.
Me levantó la camisa y tenía el como cuatro piquetes en el estómago. Estaba fuerte, ni podía detenerlo a pesar de que no era mucho más alto que yo o más grande.
- Híjole... No te vas a poder dormir, estas cosas pican como la chingada. Metete a bañar, ayuda. Voy por comida, no te mates.
Ya una vez que me enseñó los mosquitos los veía por todas partes. Hacia demasiado calor para cerrar las ventanas y de menos eran lentos, pero ya notaba los piquetes por doquier. El agua tibia ayudaba mucho con la comezón, pero sí me habían quedado puntitos rojos por todas partes.
Para cuando salí de la regadera, Fer ya estaba cocinando, se estaba tomando una cerveza de vidrio durante. Pero estaba haciendo algo de pollo y calentando una sopa que le sobraba.
En cuanto salí del baño, vestido pero con el pelo mojado me agarró de la oreja y me jaló. Me tomó la cara y me traté de resistir pero no me dejaba, le preguntaba que staba haciendo pero nada. Ya al final me soltó y tronó la lengua.
- ¿No tenías unos lunares por arriba de la ceja? Me acuerdo que eran como una carita, ¿no eras tú?
- Sí, pero se me quitaron.
- ¿Como que se te quitaron? Son lunares.
- Se me quitaron, tal vezeran otra cosa.
- Ts, ni me enteré que eso se podía. Me acordaba que tenías unos lunares raros, es que ni te pareces. Cambiaste un buen.
- Pues... Yo creo me veo igual pero hace mucho que no nos vemos, ¿te ayudo?
- No, tú siéntate, sólo vas a estorbar
- ¿Por qué te acuerdas de mis lunares? - le pregunte ya sentado.
- Sepa, estaba comprando el pollo y de repente le acordé que tenías eso. Cuando eras más chavo una vez te pinté la cara y me regañaron porque pensaron que te había puesto esos y no se borraban jajaja ni tu papá se había dado cuenta que esos ya los tenías.
- ¿De verdad? No me acuerdo
- Estabas muy chico y te lo hice de broma te dije que la brocha no traía pintura y me creiste. Beto me metió una madriza luego pero yo sabía que esos lunares los tenías de antes. Y ahora resulta que ya no los tienes.
Me acordaba un poco de una vez que mi mamá me estaba lavando la cara muy enojada con alguien. Mientras me bañaba me di cuenta de que había un piquete al centro de la espalda y no alcanzaba, me estaba recargando con la silla pero no me lograba rascar bien.
- ¿Has visto a Alberto? - le dije
- Pues antes de que se mudara. Está viviendo en San Diego, ¿no te enteraste? Se va a casar con una grnga y todo.
Unos meses después iba a ser la boda y fue un día que a ver si luego cuento, estuvo chingón, pero yo me enteré antes que mis papás por Fer de que iba a haberuna boda.
Me volteó a ver y vio que estaba sube y baja en la silla.
- Jajajaja, ¿que te pasa?
- Un pinche piquete en la espalda, no alcanzo... ¿Me rascas?
- Te dije que están bien duros los mosquitos.
Me di la vuelta y fui hasta donde estaba. Le traté de decir en donde me picaba pero se hartó y me subió la camisa para ver. Me rascó un poco pero a traves de la camisa y se sintió genial, me estaba volviendo loco. De repente lo oí dejar algo en la mesa para liberar su otra mano. Antes de que me diera vuelta se me metió todo el calzon en la rayita. Era una trusa azul clarito.
- Arriba esas nachas - se burló.
- ¡Ah, pendejo! - me traté de zafar pero jaló de nuevo.
- ¿Qué es esto? ¿Traes calzon de vieja?
- ¡No!
- ¡Jajaja! ¡Traes calzón de vieja!
La comezón me dejó de importar en cuanto me empezó a hacer calzon chino, me tenía todo apretado allá abajo y se esperaba a que tratara de hablar para jalar más duro. Ni siquiera dolía tanto, pero era más la incomodidad.
- ¿Y te los pones por llamar la atención o te gusta usar de mujer?
- ¡Que no son--- ¡AAAAAAAY! ¡AY! Puto - Me agarró con las dos manos, haciendo bolas de tela de mi trusa en sus puños y levantándome para que me diera un raspón que me dejara en el aire.
- No te oí, ¿qué fue? ¿qué dijiste?
Antes de que pudiera responder, apenas abrí la boca, me hizo lo mismo. Se divertía enrrollando mis chones en sus manos y levantándome. Dejé de responder cuando me preguntaba pero entonces solo me hacia calzon chino hasta que gritaba.
- Te va a arder la cola, primito
Me levantó dejando el resorte hasta su barbilla y yo con el culo colgando en el aire. Me tuve que detener de una silla para no irme de cara pero sólo se quedaba quieto en esa pose. No creo que fue mucho tiempo, pero se sintieron como horas. Y mientras él con lo mismo.
- ¿Ya me vas a decir por qué te gusta usar calzones de vieja?
Y siempre que trataba de responderle que ya me dejara se movia un poco a los lados y se me quedaba bien incrustrada la trusa. Me salió una voz bien aguda y le dije "por favor" y le dio mucha risa, entonce me bajo, pero con las dos manos bien agarradas a los agujeros del calzoncillo. Agarró los dos hoyos con una mano para con al otra tomar de su cerveza, luego de un trago tiró un chorrito directo en mi raya.
- Para que te relajes. Sigues siendo bien dramático. ¿Que no te llevabas con Beto? Ese guey se la pasaba con sus pruebas de hombría, ¿no te acuerdas?
- No - dije, como tratando de sacarme los calzones pero no servia de nada, estaban detenidos como tanga, la cerveza estaba bien fria y ademas se empezó a poner pegajosa entonces raspaba mucho más.
- ¿Qué? ¿Nunca te hizo una prueba de hombría?
- No... Ya me dejas comer
- Jajaja, no, ¿lo dices de chiste? Si me estás mintiendo es mala idea, me voy a entrar y te va a tocar peor.
- No te miento, y déjame
- Ese maldito. Se la pasaba haciendome de sus pruebas cuando era chamaco. Todo bien portadito pero bien que se manchaba cuando podía. Que pena, nalguitas, te voy a hacer una.
Ni me pude resistir, me llevó cerca de la ventana y afuera habian unos chicos muy fornidos que se veia que eran de la cuadra y los saludó, traté de que no se me viera la cara pero me alzó los cachetes para que me vieran la cara y luego me levantó para que vieran mi calzon chino. De seguro se rieron pero ni los oi ni los quise voltear a ver. Luego me puso una mano en el pecho y ya venia venir la chichi prieta por como tenia los dedos.
- A ver, la prueba que mas hacía era que te pellizco la teta y a ver cuanto duras. Yo llegué a durar un minuto. Estas nuevo entonces solo dura veinte segundos, si aguantas sin rendirte ahi se acaba y ya te probaste hombrecito. Si no, pues va otra.
- Fer, no mames!
- Te rindes desde ahorita? Esta es de las más fáciles.
- Pellizcas bien duro, me acuerdo
- ¿Se va a rendir, primo?
Me sonreía bien emocionado, se veía que quería que me rindiera. No me imaginaba a mi tío Beto molestando a nadie pero supongo que alguna vez fue joven como cuando Fer estaba adolescente. Me quedé callado esperando que se incomodara y me dejara ir pero el maldito empezó.
El pellizco me sacó un grito de sorpresa pero apretaba como máquina, como unas pinzas, se sentía muy caliente y me hacía retorcerme. Con la otra mano me agarraba las muñecas para que no interfiriera en lo que me pellizcaba el pezon derecho. Empezó a contar muy lento, ademas me queria desesperar. Y como me lo decía a la oreja porque me tenía agarrado de atrás me incomodaba más. Podía oir sus ganas de que me rindiera por lo calmado que contaba, como si nada.
- Chichi uno... Chichi dos... Chichi tres... Chichi cuatro... Chichi... ¡cinco!
En el cinco la torció hacia un lado y me sacó un grito de niñita, se burlaba de que tenia la cara toda roja del dolor.
- Uy, a cinco? ¿Ya te rindes?
- ¡Sigue contando!
- Chichi seeeeeeis...
Me tenía como juguete, me podia hacer bailar pellozcando ese pezón. Para el doce ya no podía, estaba torciendo, pellizcando y ademas jalando hacia enfrente. Pensé que podía durar un poco más pero soltó mis muñecas y me empezó a pellisñzcar el otro pezón igual de fuerte.
- Ahí muere! Ahí muere! Me rindo!
- ¡Eso! No por nada usas calzones de mujer, casi me convences de que eras macho, casi. Te toca otra prueba.
- No, me valen estas pruebas.
- No es para ti, culo, es para yo saber que tan machín eres. Que te pongas rudo porque te tienen bien malcriado en tu casa. No te voy a hacer las pruebas culeras. Mis papás le decían al Beto que me diera nalgadas cuando me portaba mal y así empezo, con que no llorara en lo que el puto sacaba el cinturón. No te voy a hacer esa. Pero a ver...
Me puso contra el sofá, boca abajo, con una rodilla en mi espalda, todavia ni me habia podido acomodar el calzón. Se subió la camiseta pero para sacar solo un brazo por abajo, se habia quitado una manga y se le veía la mitad del torso y el brazo entero.
- Esta prueba es la de los animales. Estoy pensando en un animal, adivina cual es.
- ¿Qué? ¿Así nada más? ¿Como voy a adivinar? ¿Es de tierra?
De repente sentí cuatro pasadas de mis calzones por mi raja, aplastandome los huevos y haciendo que juntara las piernas.
- Cada pregunta es un calzon chino. Puros intentos de adivinar. Empieza.
- Esto es estúpido.
- ¡Castigo!
Lo dijo riéndose y bajó a mi cara, pero para detenerla en su lugar y ponerme su axila en la cara. Olía terrible y sentía los pelos contra la cara. Tosí y escupí los vellos que me habian quedado en la boca.
- Perro - dije
- ¡Castigo!
Otra vez lo mismo. No tenía información y no podia hacer preguntas. Cada que adivinaba algo no era y me restregaba la axila en la cara. Por mucho que me tratara de zafar, no podía salir. Le costaba trabajo mantenerme ahi pero me tenía bien dominado, de seguro era una llave de esas de lucha. No sé ni cuantas veces adiviné pero el chiste era verme desesperarme más y más a ver si no me rendía. En un punto me quedé callado para poder respirar y limpiarme la cara contra el sofa y también eso hizo que me ganara un castigo. Una y otra vez, él cada vez más alegre en lo que me hacía mi prueba. No iba a adivinar, ya tenía la cara toda roja y ya siempre olía a diablos.
- Me rindo...
- ¿Como fue? - Me puso la axila en la cara ptra vez
- ¡Me rindo, cabrón!
Se sentó en mi espalda a pensar, muy bien agarrado pero logré que perdiera el balance y se cayera al suelo. Se levantó deteniénfome, pero riéndose, nada enojado conmigo.
- Jajaja, mira que si peleas así medio me da la idea de que eres hombre, pero al mismo tiempo te estás ganando la prueba de las nalgadas
- No! No! Esa no!
- ¿Por? Nada más tienes que no llorar y ya, y con el culo que traes de seguro ni te va a doler nada, puro cojincillo. Es más, te doy veinte nalgadas y si te quedas callado ya pasaste la prueba.
- No, ni así
- ¿Ni así, mariquita?
- Nalgadas no.
- Pues no me dejas muchas opciones. No te voy a hacer cerillito porque ese me va a doler más a mí en los nudillos y ya ni para que te reto a fuercitas, estás todo débil. Hay otras pero ya me dio hambre, ya mejor te hago una última y ya. La última te puedes rendir y ya no hay otra, pero quedas como mariquita.
- Ya...
- Beto le decía la prueba del rey calzón, creo, algo así. Aprieta nalgas si no quieres gritar.
Antes de que pudiera reaccionar me levantó del sofá así, directo del culo par arriba por mi calzon que tronó un poco. Él me levantó con un gruñido grave y le respondí con un gritito que me traté de tragar. La cerveza ya me había aumentado el dolor. Yo logré poner los pies en la tierra pero no me habia salvado, resulta que Fer solo estaba viendo para todas partes, buscando. Para dar al jardin habia una puerta de vidrio deslizable que arriba tenía una estatua de motocicleta hecha de puros engranes, la estatua la sostenían dos ganchos/clavos muy pesados a la pared. Ya estaba temiendo algo cuando lo vi que se acordó y sacó una cuerda de esas fosforescentes para colgar la ropa de abajo del lavabo. Le traté de rogar pero ya me estaba haciendo un nudo en el espacio entre los dos hoyos para las piernas. Lo amarró duro y me hizo una tanga muy bien aferrada. Cada que le decía algo solo me respondía "eh, tú eres el que se rindió" y a veces me soltaba zapes cuando me trataba de alejar. Bajó la estatua que se veía bien pesada, me dio la vuelta y puso mi estomago en su hombro para cargarme así. Pasó la cuerda por los dos ganchos mientras me tenía ahí cargado. Se le veían los boxers y los alcancé, le di unos jalones pero sólo se río y ni puso resistencia, sabía que me iba a ir peor. Cuando la cuerda paso por los dos ganchos amarró el otro lado a mi calzon otra vez, entonces la cuerda estaba en triángulo y yo en el punto de abajo.
- ¿Te digo las reglas de esta prueba?
- Sí... - dije, resignado.
Ahí mero me soltó, se fue un paso para atrás y de hecho no caí mucho, me quedé a la altura en que me tenía cargado pero ahora todo mi peso estaba en ese hilito de algodon separandome el trasero y metiendose. Me dolían muchísimo los huevos y no me contuve, sí estuve pataleando en el aire gritando y gruñendo cada que podía. Dolia tanto que ni podia abrir bien los ojos.
- No hay reglas para esta, jejeje, aguanta y espérate a que se te truene el calzón. Se ve que aguanta, entonces hay otra parte. Aqui es caundo ya fallaste dos veces y mejor te cuelgo para que te acuerdes de que no pasaste tus pruebas de hombría. Jajaja, la neta nunca ibas a pasar si sigues usando calzones así.
Se fue a su cuarto. Traté de jalarme de las cuerdas para arriba para que doliera menos, pero no aloviaba mucho y cuand me soltaba entraba con tantita más fuerza. Trataba de todo pero el piso quedaba muy lejos. Fer salió de su cuarto con unos de esos boxers de cuadritos rojo con blanco, de esos sueltos, se veia arrugado.
Me lo puso en la cabeza como corona y se partió de la risa.
- En la madre! Tus calzones son de acero o algo, ni se te estiran jajajaja! Vas a regresar a tu casa caminando bien chistoso, güey.
Con sus boxers en mi cabeza y tratando de esconder mi cara con pena, Fer puso una mano contra la puerta de vidrio. Como yo estaba colgando, estaba muy apoyado contra esa puerta de vidrio. Alejó la mano y me dijo, como antes, saboreando las palabras para dejarme sufrir un poco más.
- El jardín de allá afuera está siempre en sombra, entonces siempre está fresco. Frío, incluso. Este vidrio se pone bien frío. Mejor te enseño, ¿no?
Le deshizo el cierre y el botón a mis pantalones y traté de patearlo pero solo empeoré todo. Me bajó el pantalon y de repente tenia las dos nalgas bien presionadas a un vidrio muy muy frio. Eataba tan frio y yo tan adolorido que se sentia como si estuviera muy caliente. Fer salió con su teléfono y tomó una foto desde el otro lado del cristal.
- Ay, cabrón, tus nalgotas contra el vidrio sí pareces más vieja, con todo y tu tangota. Te eneeño la foto luego y vas a ver que ni pareces tú, jajaja
- ¡Está frío! Duele!
- Si te molesta el frio luego te puedo dar tus nalgaditas para que se calienten. Jeje, me acabo de dar cuenta que es mi casa, entonces puedo hacer lo que se me antoje contigo. Una regla puede ser que te viy a hacer todas las pruebas de hombria que me acuerdo. Jejeje, y eso que hasta estás bien portado, eres re facil de molestar. Jajaja a ver si los moscos te pican en la cola!
Él regresó a la cocina que esyaba ahi cerca en lo que yo colgaba, la cuerda perfecta para mantenerme y mi calzon parecia de hule, no se estaba rompiendo. Pensé que iba a durar mucho pero de repente, como medio minuto después se rompió el calzón casi por completo, se quedo alrededor de una de mis piernas y casi me caigo de cara en el suelo. Ahí sí me vino a ayudar, deshizo los nudos, me dejó subirme el pantalón y se veía preocupado pero mas que nada tratando de no reirse.
- No mames... Me partiste en dos - le dije
- Mi hermano era bien salvaje, ya viste? Qué bueno que lo conociste ya como tu tío responsable y chistoso, porque de amor apache no había nadie peor. ¿De verdad estás bien?
- Pues no, pendejo, me arde el culo!
- JAJAJAJA, buen punto! ¿Te puedes sentar para comer?
- No creo, deja me sobo, no tienes pomada o algo así?
- Así de feo? Hay en el baño.
Me di tiempo de quitarme esos chones arruinados y mejor no me puse otros para que no pudiera seguir. Era incomodo estar en pantalon sin calzoncillo pero era mas libre. Me lavé la cara, me miré los pezones, uno bien rosa. Ya cuando salí del baño ya me había servido comida y me despeinó un poco, amigable.
- ¿Todo en orden?
- Sí... Pero sí arde todavía.
- La neta es que ni estás tan niña. Sí tienes buen aguante para no echarte a llorar y odiarme y ya
- ¿Quién dijo que no te odio?
- Jajaja, pero sí aguantaste vara
- Pues he tenido práctica
- ¿Te molestan mucho?
- Algo, pero es de cuates
- Es que te digo que eres facil de molestar.
Me senté a comer, justo ahí logré matar un mosquito. Fer se fue a la cocina a servirse algo más, cuando me llama la atención.
- Eso sí, aguantas pero ya ponte otros calzones, ya no estás niño, hasta me das pena.
Sonó mi teléfono, me llegó una foto de mi culo super entangado con las nalgas presionadas contra vidrio frio. El azul del calzon se veía mas brillante con el amarillos fosforescente de la cuerdita. Obvio me la acababa de mandar él. Para cuando subí la cara, asqueado un poco por la foto Fer se habia bajado el pantalón y me estaba enseñando el resultado del calzon chino que le alcancé a hacer. Su trasero como de burbuja con tela toda suelta y hecha bolas excepto en la rayita por abajo, en donde se hacia apretada y las nalgas se comian un poco de la tela.
- Lo que sí es que eres pesimo haciendo calzon chino, mejor ni lo intentes.
Durante el resto de esos días no se puso cruel, resultó que ese era de sus pocos días libres porque el resto estuve solo en la casa en lo que él estaba en el taller. Fue suertudo para mi trasero.

Saturday, October 9, 2021

"Profesor"

Cuando yo entré a la universidad me hice más cercano con Benny. Por mi familia entré a contaduría y la carrera me tenía muy agobiado. Entre las colegiaturas y la presión de conseguir un buen trabajo, no ayudaba que los números verdaderamente no se me daban. Es eso de que de niño te ven con mucho potencial y vas creciendo y no llegas a lo que esperan, me acuerdo de que estaban muy orgullosos de mí por la carrera pero yo seguía sin encontrarme.
No nos habíamos visto en un rato desde que acabó ese curso pero la verdad es que estaba triste, estaba sin motivación y necesitaba algo de dirección. Tenía el número de Benny y un dia le mandé un mensaje a ver si nos podíamos ver que me diera consejos de cómo estudiar mejor o a qué agarrarme para no quererme aventar de la ventana jeje
Estaba muy emocionado de que me comuniqué y nos vimos en una cafetería solo para hablar. Ya era maestro de tiempo completo en una secundaria privada y yo todavia ni me habia mudado de casa de mis papás. Si no fuera tan buena onda conmigo le habría tenido envidia y hasta me habría enojado de que le estuviera yendo tan bien pero no se podía. Platicamos, me escuchó y cuando me puso una mano en el hombro sabía que yo estaba sintiendo cosas más profundas. Yo nunca había tenido novios por así llamarlo, apenas y había besado gente y por lo que sabía el Benny era bastante mujeriego, tenía muchas amigas que conocí de la vez pasada que eramos amigos y con todas había estado sin que las cosas se pusieran serias. Por lo que decían era un buen tipo pero nunca se volvía novio, prefería tenerse de amigos con beneficios o arreglos que la neta no me tocaba a mí saber. No me acuerdo por qué nos dejamos de ver,de seguro con la prepa y las mudanzas perdimos contacto pero ahora ya estaba medio estable y cuando me tocó el hombro para decirme "Tocayo, ¿estás bien? Pero en serio, ¿estás bien?" era como reanudar en dónde nos quedamos.
Fui machito y no lloré pero bien que quería. Le conté de todo y me ayudó bastante, de menos entendi que la presion que tenía le daba a todos. Me acuerdo de todo lo que me dijo pero no es el punto. Para cuando ya era tarde nos mocimos mejor a un bar que yo ni conocía.
Seguimos en lo mismo pero en este lugar Benny conocía a todos y los saludaba. Empezamos a tomar. Me acuerdo que traía una camiseta de alguna banda pero le quedaba apretada en los brazos y había un agujerito en el costado que nada más iba creciendo cuando se movía. Tenia unos pantalones de mezclilla con un hoyo muy arriba en el muslo y se le veía la piel clara, o traía trusa o no traía nada, si no se le veria la tela del boxer.
Yo había llegado en el carro de un primo que me prestó pero ya cuando se hizo de noche no podía manejar. Yo ya me iba a ir en taxi pero no me dejó. Estaba lejos de mi casa y él vivía ahí cerca, mejor me quedaba a dormir para no tener que regresar luego por el carro.
Francamente no estaba tan borracho, pero no le protesté nada.
Ya no vivía en su casa de antes, era de familia rica y traía un apartamento para él solo, estaba compacto pero estaba en un piso bien alto y tenía bonita vista. No me paraba de sonreir el condenado, en lo que me hablaba se fueron las horas y nuncase trató de deshacer de mí. Me hizo quitarme los zapatos en su casa y me dejó acostarme en su cama en lo que hacía algo de trabajo en su computadora.
Yo no me podía quedar dormido. Tal vez estaba cansado, pero no podía cerrar los ojos. Cuando estaba boca abajo buscando cómo dormir de repente sentía un dedo que me picó en una nalga.
- Muévete - me dijo. Yo sólo le gruñí un poco. Me dio un agarrón en serio - Que te muevas nalgón, estás estorbando toda la cama.
No me moví. Me agarró de los pies y me jaló para quitarme pero me agarré de las sábanas y le solté una patada. Sin querer le di en la barbilla. Lo voltee a ver para ver si estaba bien, se estaba frotando la barbilla pero riéndose me veía con ojos de travesura. Se había cambiado, traía una sudadera suelta de la escuela y unos pants con rayas azules y balncas muy delgados, se veía que ya se iba a dormir y no había más que esa cama. De seguro me iba a pedir que me fuera al sillón pero no lo dejé.
- Vas a ver... - Me dijo, saltó en la cama y se me puso encima. Me empezó a hacer cosquillas para que me diera vuelta pero no me dejé, entonces me agarró de una pierna y la atoró desde la rodilla y se acostó encima de mi espalda. Estaba él motad con su eapalda en la cama y la otra mitad en mí, su espalda en la mía y mi cara de lado contra las almohadas - ¿Te invito a mi casa y así me tratas?
- Jajaja, ¡fue un accidente, perdón!
- Accidente, ajá...
- ¡Perdón! No me mates
- Pida bien sus disculpas, grosero.
Mientras me presionaba contra la cama de repente sentí un golpe recio en una de mis nalgas. Yo traia mi pantalon de mezclilla todavia pero hasta así dolió muchísimo y sonó como aplauso.
- Ahh!
- ¿Y la disculpa? - me empezó a soltar más nalgadas pasando de una a otra en lo que me tenía atrapado. Su manota me cubría cada gluteo y luego sentí otro agarrón en lo que sacó mi cartera de mi bolsa y la dejó en la mesita al lado de la cama y me dijo de broma - Ya me cansé de tus abusos, ahora sí te tocan unas buenas nalgadas.
Me siguió dando en lo quese reía de cómo reaccionaba. No le tomaba mucho esfuerzo sacarme gritos chicos. Lo hacía con ritmo, una tras otra y mientras solo se sentia como que todo estaba bien caliente allá atrás, el maldito sonriendo de oreja a oreja. Yo le decía perdón pero no me dejaba, se veía que ya le había encontrado la diversión y ya no se trataba de que me disculpara por la patada, de seguro ni le dolió. Luego de un rato le dije de chiste
- Ya, profe! Perdóneme!
- Jajajaja, es que has sido un niño malo, tocayo - Me siguió el chiste y me dio ya más rápido quedandose en una nalga hasta que le ardía la mano de las bofetadas y luego cambiaba a la otra, me tenía retorciéndome - ¡Eres bien malportado!
Sí me habían dado nalgadas de niño pero esas me daban miedo y pena, y estas aunque dolían más de veía que era puro amor apache. Pero no se medía. Yo ya sentía como que estaba ardiendo mi culo.
- No, ya, en serio, duele un chingo, para.
- Ni te hagas, de seguro ni lo sientes - Me dio dos fuertes, una en cada nalga - La grasita lo absorve todo.
- Ahhh... No, sí duele, cabrón
- ¿No por eso se dan de nalgadas? Porque en el trasero no duele tanto
- ¿Y eso de donde lo sacaste?
- Eso decía mi abuelo, creo
- Pues ojalá no tengas alumnos mal portados...
- Ni creas, son de lo peor, pero si les pongo una mano encima me despiden. ¿A poco sí te está doliendo, Bernardito? ¿No te estás haciendo?
- ¡No!
- Entonces ni duele. Una más - Me soltó una doble nalgada otra vez.
- ¡Ah! Jajajaja, culero! Ya me las dejaste rojas de seguro
- ¿Crees? Es que sí estás bien blanco. Sigues bien nalgón, tocayo, ¿como el haces? ¿Muchas sentadillas?
- No... Es que me muevo mucho en bici
- Ah, ya... Es que, verga, están bien suavecitas, hasta me rebota la mano.
- ¿Ya me dejas?
- Espérese borrachito - Agarró mi pantalón y me lo trató de bajar, pero no bajaba, estaban muy ajustados en mi cintura. Forcejeó pero no bajaban. Se me vio un poco de la raya pero no pasaba de ahí. Le di de manotazos pero ni lo molestaron - ¿No traes chones, cochino?
- Si traigo, pendejo, pero me los estás bajando
- Ah... Jejeje, ¿oye, Bernardo?
- ¿Qué?
- ¿De qué calzon traes?
- No, no empieces, ya me diste de nalgadas.
- Ándale, ¿qué traes? - Metió los dedos en la cintura de mi pantalon por atras, rozándome el trasero irritado cada dedos buscando y hasta dandome de pellizcos leves en lo que entraba, apenas y cabian sus amnos - ¿Traes caros? No te quuero romper unos caros
- ¡Benny!
- ¿Qué? Mi casa, mis reglas - Encontró mis calzones, sí los había bajado cuandp trato de bajar mi pantalón, sintió la tela entre los dedos en lo que la jalaba para verla por fuera de mis jeans - ¡Ah, son de esas baratitas de bazar! Ve, ni tiene nombre en el resorte. Jajajaja, ¿de rayas? Parece de circo.
Benny se burlaba en lo que veia mis calzones jalandolos un poco. Traia ropa delgada entonces podia sentir su trasero contra mi espalda baja y su espalda como de nadador contra mis hombros. Cambió de posición para estar más de lado, poniendo su axila sobre la parte de atras de mi hombro, me seguia teniando atrapado pero me queria ver la cara.
- Estás todo rojo, ¿pasó algo?
- Eres un culero...
- Jajaja, es que hace un buen que no molesto a nadie. Ya tengo que ser educado y formal todo el tiempo. Me traes recuerdos, güey
De repente ahí estaba el dolor otra vez, tela hundida muy rápido en mi raja, los huevos apretados, la piel irritada de fricción en lo que me hacía levantar la cintura por pura fuerza. Enrosqué los dedos de los pies, apreté el trasero, traté de zafarme retorciendome pero nada sirvió para nada. Mi trusa barata tenia rayas horizontales rojo y azul, pero se habian decolorado y parecia rosa y blanco. No era buena tela aunque estaba muy suave, no iba a durar mucho, desde el primer jalón ya se estaba oyendo como se rompian en partes pequeñas. Lo peor es que era un calzon chino brutal y solo me lo estaba haciendo con una mano, con la otra me acariciaba el pelo jugando con él. Luego se metió el dedo meñique en la boca y me lo metió en la oreja, apenas cabía pero me hizo retorcerme de la sensación, me daba ñañaras por todas partes y bien que él lo sabía. Se acercó y me susurró directo a la oreja, el aire de su voz era como otro dedo entrando con saliva.
- ¿Te digo un secreto? Te voy a alargar la rayita.
Tomó mi calzón con las dos manos y empezó a jalar como si fuera correa de perro rabioso. Una y otra vez como si remara, no se le quitaba la sonrisa cruel de la cara en lo que yo me quejaba.
- ¡Qué rico! ¡Ya extrañaba esto! - me decía, me daba jalones repentinos y rápidos entonces me rebotaba todo lo que jalaba - ¡Jajajaja parece que me andas perreando, tocayo!
El calzoncillo ya se sentía rasposo contra mi culo y hasta en el espacio entre mis huevos y mi raja, de seguro ya me los había dejado flameados. No se detenía hasta que agarró de los agujeros para las piernas, lo tomó como tanga.
- Dime que soy el mejor
- Eres el mejor...
- Dime profe otra vez
- Perdón, profe! Ya suélteme
- ¡Niño malo! ¡Niño malo! - se moría de risa en lo que me daba dos nalgadas una en cada una, las dos muy fuertes y ya se sentía como si me las diera con cuchara de madera. Se aferró a la tanga, frotándose las manos y preparandose exageradamente para sacarme una sonrisa - Esta sí te va a doler.
- ¡Ya duele!
- No, esta va en serio
Se agarró del calzoncito y luego jaló con todas sus fuerzas. Grité y gruñí de dolor pero... De repente se detuvo.
El sonido de algodón rompiéndose en la costura de mas abajo era como trueno, de repente mi calzon explotó. Benny acabó con un trapo sudado en las manos y yo con muchisimos hilitos rotos bien metidos en el culo. Suspiré dolido en lo que pasé mis manos por mi trasero, sobándome por arroba del pantalón.
- Pinches calzones chafas, se tronaron.
- Ahí está, ya puto, déjame en paz, duermo en el sill... ¡¡AHH!! 
Empezó un segundo dolor en la rayita ahora me entró bien rápido una tela más gruesa que me raspó de volada y me apretó todo.
- ¡Pantalón chino! - se rió encima de mí, ya se había sentado en mi espalda con las rodillas arriba y usando sus pies para empujar mis piernas para que se abrieran. Estaba con las dos nalgas redonditas y de bombón (se sentían perfecto a través de su pants delgado) en mi espalda y usando sus piernas para hacerme abrir más las mías, como tratando de que hiciera un split o algo. Me estaba jalando del pantalón de mezclilla y estaba entrando igual de profundo que el calzoncito del bazar. La mezclilla duele mucho más entrando y uno creeria que no es muy flexible como para una broma así, pero aunque no suba por toda la espalda, sí igual da dolor, en especial cuando ya no hay un calzon debajo para detenerlo. Me retorcía de nuevo, pero ahora me estaba abriendo las piernas.
- ¡¿Qué haces, loco?!
- Ahorita te enseño - se dijo, riéndose.
Como me abria las piernas, la tension del pantalon no sólo dolía sino que lo volcía todo más apretado y el pantalón se estiraba para tpdas partes - Te regalo unos pantalones y unos chones cuando acabe.
Me volvió a hacer "perrear" ahora pasando una mano por mis nalgas bien marcadas por los jeans y hasta tararaeando una canción de reguetón en lo que me hacía el pantalón chino. Mis nalgas se estaban tragando el pantalon sin problemas, parecía que estaba pintado, ya estaba apretado antes y ahora hasta larcaba mi raya. La costura que hay entre las nalgas de un pantalon me estaba dando duro contra mi piel ya irritada, rozaba una y otra vez y no lo podía detener. Yo podía gemir y rogarle lo que fuera, pero a menos que me pusiera a llorar del dolor, sabía que podía seguirle, que lo podía soportar. Luego del primer calzon chino que me hizo, me hizo muchos mas mientras fuimos amigos, entonces ya conocía bien mi aguante.
- Bien tragonas tus nalgas... - dijo con una crcajada pequeña. Pasó dos de sus dedos por la raya marcada por el pantalón, como tarjeta de crédito en lo que corregía una arruga que hacía que no entrara bien.
Finalmente se detuvo cuando los dos oimos que se tronaba la tela. Habia aprecido un agujero pequeño entre mis piernas, entre mis bolas y mi raya, ahí mismo donde se juntaban cuatro costuras.
Se detuvieron los jalones pero apenas pude respirar sentí cuatro dedos entrando por ese agujero, dos índices y dos medios. Benny metió los dedos en el hoyo de la mezclilla y jaló para hacer más grande ese agujero. Sus dedos como ganchos jalaron para todos lados, rompiendo tela muy gruesa a lo largo de las costuras.
- No me los rompas!
- Es que están bien apretados, no te los puedo bajar. Tú calmate, tocayito jejejeje ¿o quieres más pantalon chino? Yo feliz te lo cumplo.
- ¡Ya no más!
- Entonces usted quieto en lo que dejo que tus nalgas respiren...
Como riéndose de un chiste que él contó usó lo que pudo de su fuerza para destrozarme esos pantalones pero muy dirigido a deshacer la costura entre las dos nalgas. Lo sentí pelliscar, rasguñar y jalar por un minuto hasta que finalmente debilitó esa costura, agarró ambos bolsillos traseros y los jaló con todoas sus fuerzas a lados contrarios.
La parte de atrás de mi pantalón se rompió como si fuera una flor, con partes como petalos para todas partes. Habia una rotura con forma de "T" en la parte de atras de esos jeans. De alguna forma la cintura seguía intacta, toda esa parte en la que iría el cinturón seguía en una pieza, pero debajo en donde empezaba mi trasero, la tela estaba rota y separada y era como si fueran cortinas en las que abajo estaba mi trasero desnudo. Sentí sus manos en mi piel desnuda y sensible.
Me agarró las nalgas, las agitó, las empujó juntas y ahí las sacudió otra veztarareando esa cancionsita muy entretenido. Encontró un hilo del calzon que estaba bien metido y con dos dedos lo jaló haciendome casi gritar del dolor ya repetido. Para cuando sacó ese hilito me lo puso en la cara y me lo quité de ahí con asco.
- Sí están bien rojas tus nalguitas... Y tu raya ni se diga - Me dijo, todavía tocándolas y tratando se agarrarlas completas en sus manos.
Se levantó y se sentó en la cama, sonriendome como con culpa pero muy divertido.
- Jejeje, sí tienes unas nalgas de monstruo. ¿Dices que por andar en bici? Pues síguele a eso - No le respondí - Jajajaja, no te enojes.
- Me debes un pantalón - le dije, dándome la vuelta para estar boca arriba, escondiendo mi trasero contra la cama.
- Claro, claro. Es más, llevate uno de mis pantalones y te doy dinero para que te compes unos calzones iguales. Con unos diez pesos te compras de esos chafas, ¿no?
- Pendejo...
Antes de que me diera cuenta, me agarró del calzon (o lo que quedaba) por adelante y lo jaló hacia arriba. Yo estaba esperando mas dolor, pero solo salio toda la tela destruida de lo que antes era una trusa bastante linda. La miró, nos reimos en lo que le traté de dar un golpe en los huevos y le di en el muslo. Hizo bolita mis calzones y los lanzó al bote de basura, cayeron perfecto adentro, encestó.
Benny se quitó la sudadera y traía el cuerpo desnudo debajo, todo su torso algo peludo, bien formado pero sin ser modelo o fisicoculturista, se veia fit pero sin que fuera de pura vanidad, era músculo de atleta. Se me aventó encima como si yo fuera parte del colchón o un peluche muy grande.
- Quítate, me tengo que cambiar.
- No, ya, buenas noches.
- ¿No que yo dormía en el sillón, Benny?
- Yo nunca dije eso. Solo andabas estorbando y no cabía yo. Vas a dormir aquí, el sillón es bien incómodo.
- Te pasas...
- Perdón, tocayo, es que tienes un trasero bien lindo, siempre te lo he dicho.
- Igual, eres un culero...
- ¿Estás enojado?
- No, pero sí dolió mucho.
- Te lo hago de cariño, ¿sabes? - Me dijo, picándome la cara con el dedo - Porque eres bien chistoso cuando te duele algo, tu cuerpo se siente bien rico además.
- ¡Ya pendejo! - me reí, agitándome y quitándome lo de encima. Sabía que rstaba algo borracho, pero cuando me decía cosas así yo de baboso me lo iba a creer. Se dio vuelta y dejó de estar encima de mí. Se veía relajado pero con algo de sueño.
Me levanté de la cama y me bajé mi pantalón arruinado. Quede desnudo de la cintura para abajo pero no por mucho tiempo. Me dijo cual era su cajón de los calzones y busqué. Me puse un boxer blanco, suelto pero bastante corto y cómodo: era más como unos shorts pero muy delgados y con resorte en la cintura. Para lo irritado que tenia todo no queria nada muy apretado.
En lo que estaba en eso, considerando si lavarme los dientes en su baño (usando mi dedo, obvio no traje cepillo) de repente siento aire frio en la parte baja de mis nalgas y siento como se mete algo de tela en mi raya. Benny se levantó de la cama y estaba atras de mi, subiendo la tela de mis boxers. Yo me iba a dar vuelta muy agresivo, de verdad ya no podía más, me iba a enojar en serio si me volvía a salir con sus bromas, pero antes de eso me susurró para calmarme.
- Shhh, shhh, shhh... No es para eso... Sí estás bien rojo - Me pasaba las manos por abajo del boxer, acariciándolas muy suave y apretandolas un poco. Era más como un masaje. Yo no sabía ni qué hacer, solo me quedé quieto, todo él se sentía diferente, ya no en modo de travesura - ¿Te sigue doliendo?
- Algo...
- ¿Me dejas darte un masaje?
No le dije nada pero siguió pasando las manos, muy lento, muy tenue, como si se fueran a romper. Atoraba la tela del boxer y la iba jugando, enrrollando en partes. Too ese contacto lento y sentirlo ahí respirándome en la espalda me empezó a excitar, me empecé a poner muy duro.
Él puso su barbilla en mi hombro para verme y vio que ya traía una erección. Sin decirme nada se puso de cunclillas, movió la tela de lso boxers para que se viera entera mi nalga derecha (toda de color rosa por sus nalgadas) y le dio un beso chico en la parte más baja.
Muy lento fue subiendo, siempre con besos en lo que ambas manos me mantenian en mi lugar y jugaban con mi piel. Solo oirlo darme el beso me daba escalofríos por todas partes y la sensación casi me mata. Una de sus manos pasó al frente y se cerró alrededor de mi miembro. No hizo más, sólo lo detuvo.
Con sus labios gruesos y mullidos fue subiendo por mi espalda baja, moviendo mi camiseta para siempre toxar piel. Subó hasta que me dio un beso detrás del cuello y luego me besó en el costado del cuello, se detuvo ahí para darme un chupetón en lo que yo gemía. Sentí las rodillas débiles como que me iba a caer, pero él me tenía muy bien sostenido.
Olía a alcohol. Yo olía a alcohol. Una parte de mí se puso muy triste de que estuvieramos borrachos, pero la otra no quería desaprovechar.
La mano que dejó en mi culo empezó a pasar el dedo por mi raya de nuevo, pero empujando la tela del boxer contra mi ano. No era con fuerza, solo para estimularme. Por como me subió wl pulso y la respiración creo que sabía que yo también quería.
Me soltó por adelante para abrir otro cajón de los que yo tenía enfrente, debajo de una papeles había unos condones desordenados. Empezó a sacar uno y lo detuve.
- No... Espera...
- ¿No quieres? - me susurró, su voz como miel, ni enojado, ni urgido, nada más me estaba preguntando.
- A ti te gustan las mujeres...
- Soy bi. Me gustas tú, Bernardo.
- Tú también... Pero es que todavía no... Este...
- Shhh, shhh, ya entendí - Se rió un poco en mi oreja y cerró el cajón con los condones. Me puso esa mano en el pecho, acariciándome mientras la que estaba en mi culo hacía lo mismo - Sólo es hasta dónde tú quieras.
Me respiraba y yo solo me ponía mas y ma rojo en la cara, no me lo podía creer.
- ¿Todavía quieres que compartamos  cama? - Me dijo.
- Sí... Sí quiero.
Me dio la vuelta, quedándose detrás de mi y me llevó hasta la cama ya destendida luego de toda esa tortura. Me puso en ella y me siguió.
Nos besamos por lo que podría haber sido un minuto, una hora o tres días, no me importaba. Sus labios sabían a él y lo podía tocar como quisiera. Le acaricié los pezones, le pase la mano por su espalda y dejé de sentir la cara por como me picaban una y otra vez los pelitos de la barba corta que mantenía. Me tenía de la cintura, basicamente estaba yo sentado en una de sus piernas en lo que nos besábamos. Me siguió tocando el trasero pero ya con más deseo. Me dolían sus manos cuando me apretaba pero eso sólo lo hacía mejor, me ponía tenso y le mordía los labios, me lo agarraba con más fuerza.
Yo todavía no me sentía listo, entonces sólo se lamió un dedo y lo paso alrededor de mi ano, solo para emocionarme y verme reaccionar. Le salía al sonrisa más grande cuando me lograba hacer gemir sin siquiera tocarme. A veces su aliento me rozaba de cierta manera y yo no podía más. Él la tenía dura como yo, y a veces lo tocaba, pero no me podía concentrar mucho.
Jugó con mis pezones, me sobó las nalgas hasta que dejaron de doler y ahí me soltó un par de nalgadas que ya de dolorosas no tenían nada. Todavía me acuerdo a lo que olía su sudor y lo bien que se sentía tener su calor contra mi piel. Me decía "tocayo" a veces y "Berni" en otras, pero cada que me lo susurraba me sentía más seguro.
No sé en qué punto me vine, pero fue antes que él. Tecnicamente no hicimos nada, solo nos besamos por unas horas, pero fue justo lo que yo necesitaba.
Habían sido unas semanas bastante deprimentes y hacía ya tiempo que no me sentía tan solo, pero Benny estaba arreglándolo todo.
Me desperté con él con un brazo encima del mio y la mano de ese metida en el agujero de la pierna de mi boxer, muy bien agarrado a la "almohada" de abajo. Lo que me despertó fue que esa mano se movió en lo que Benny salía para ir a trabajar.
- Te puedes quedar hasta que quieras, sólo no te robes nada. Me voy a enterar y ahí sí me vas a ver enojado - Me dijo, plantándome un beso en los labios mientras sostenía mi barbilla con dos dedos.
- ¿Te acuerdas de qué hicimos?
- Claro, ¿tú no? - Se veía preocupado
- Me acuerdo, me acuerdo. Sólo quería saber si se te había olvidado, o si estabas muy borracho y lo de ayer fue...
- No. Me acuerdo de todo. Me gustó.
- Perdón que no...
- Ey - Me interrumpió - No pasa nada. Me gustó lo que sí hicimos. A ver si luego hacemos lo que falta.
- ¿De verdad?
- Tienes mi número, ¿no? Llamame cuando necesites más "consejos de contaduría". A ver si a la próxima no andamos tomados. Ya me tengo que bañar, tocayo. Si quieres te puedes hacer un café.
Con un beso rápido en el cachete se desnuó y entró a su baño.
Quería entrar pero tenía razón, ya era tarde. Estaba amaneciendo y yo también tenía clases (eran en la tarde pero estaba lejos).
- Ya me voy. Tomé uno de tus pantalones, culero. Ni me queda.
- ¡Ah, deja los que te rompí! - Me dijo, su voz rebotando desde la regadera - Tengo maquina de coser te los reparo para la próxima vez que vengas.
- Okey. Nos vemos.
- ¡Nos vemos! - sonaba feliz.

Ya abajo, en la calle, subido al carro de mi primo que apestaba a cigarro, no me podía quitar la sonrisa de la cara. La verdad es que me costó mucho trabajo aceptar lo que me gustaba y parte era miedo de que la gente se fuera a enterar, pero no parecía haber ese riesgo.
Me fui a mi casa, asegurandome una y otra vez que tenia mi teléfono y tenia muy guardado el número de Benny.
Sabía que como son sus amigas eventualmente ibamos a dejar de hacer esto pero seguiríamos siendo cercanos, no había nada que perder.
Pero si cada que iba me iba a estar jalando los calzones, el regreso en carro iba a ser igual de incómodo siempre. Como me gustaba ese maldito pendejo.