No nos habíamos visto en un rato desde que acabó ese curso pero la verdad es que estaba triste, estaba sin motivación y necesitaba algo de dirección. Tenía el número de Benny y un dia le mandé un mensaje a ver si nos podíamos ver que me diera consejos de cómo estudiar mejor o a qué agarrarme para no quererme aventar de la ventana jeje
Estaba muy emocionado de que me comuniqué y nos vimos en una cafetería solo para hablar. Ya era maestro de tiempo completo en una secundaria privada y yo todavia ni me habia mudado de casa de mis papás. Si no fuera tan buena onda conmigo le habría tenido envidia y hasta me habría enojado de que le estuviera yendo tan bien pero no se podía. Platicamos, me escuchó y cuando me puso una mano en el hombro sabía que yo estaba sintiendo cosas más profundas. Yo nunca había tenido novios por así llamarlo, apenas y había besado gente y por lo que sabía el Benny era bastante mujeriego, tenía muchas amigas que conocí de la vez pasada que eramos amigos y con todas había estado sin que las cosas se pusieran serias. Por lo que decían era un buen tipo pero nunca se volvía novio, prefería tenerse de amigos con beneficios o arreglos que la neta no me tocaba a mí saber. No me acuerdo por qué nos dejamos de ver,de seguro con la prepa y las mudanzas perdimos contacto pero ahora ya estaba medio estable y cuando me tocó el hombro para decirme "Tocayo, ¿estás bien? Pero en serio, ¿estás bien?" era como reanudar en dónde nos quedamos.
Fui machito y no lloré pero bien que quería. Le conté de todo y me ayudó bastante, de menos entendi que la presion que tenía le daba a todos. Me acuerdo de todo lo que me dijo pero no es el punto. Para cuando ya era tarde nos mocimos mejor a un bar que yo ni conocía.
Seguimos en lo mismo pero en este lugar Benny conocía a todos y los saludaba. Empezamos a tomar. Me acuerdo que traía una camiseta de alguna banda pero le quedaba apretada en los brazos y había un agujerito en el costado que nada más iba creciendo cuando se movía. Tenia unos pantalones de mezclilla con un hoyo muy arriba en el muslo y se le veía la piel clara, o traía trusa o no traía nada, si no se le veria la tela del boxer.
Yo había llegado en el carro de un primo que me prestó pero ya cuando se hizo de noche no podía manejar. Yo ya me iba a ir en taxi pero no me dejó. Estaba lejos de mi casa y él vivía ahí cerca, mejor me quedaba a dormir para no tener que regresar luego por el carro.
Francamente no estaba tan borracho, pero no le protesté nada.
Ya no vivía en su casa de antes, era de familia rica y traía un apartamento para él solo, estaba compacto pero estaba en un piso bien alto y tenía bonita vista. No me paraba de sonreir el condenado, en lo que me hablaba se fueron las horas y nuncase trató de deshacer de mí. Me hizo quitarme los zapatos en su casa y me dejó acostarme en su cama en lo que hacía algo de trabajo en su computadora.
Yo no me podía quedar dormido. Tal vez estaba cansado, pero no podía cerrar los ojos. Cuando estaba boca abajo buscando cómo dormir de repente sentía un dedo que me picó en una nalga.
- Muévete - me dijo. Yo sólo le gruñí un poco. Me dio un agarrón en serio - Que te muevas nalgón, estás estorbando toda la cama.
No me moví. Me agarró de los pies y me jaló para quitarme pero me agarré de las sábanas y le solté una patada. Sin querer le di en la barbilla. Lo voltee a ver para ver si estaba bien, se estaba frotando la barbilla pero riéndose me veía con ojos de travesura. Se había cambiado, traía una sudadera suelta de la escuela y unos pants con rayas azules y balncas muy delgados, se veía que ya se iba a dormir y no había más que esa cama. De seguro me iba a pedir que me fuera al sillón pero no lo dejé.
- Vas a ver... - Me dijo, saltó en la cama y se me puso encima. Me empezó a hacer cosquillas para que me diera vuelta pero no me dejé, entonces me agarró de una pierna y la atoró desde la rodilla y se acostó encima de mi espalda. Estaba él motad con su eapalda en la cama y la otra mitad en mí, su espalda en la mía y mi cara de lado contra las almohadas - ¿Te invito a mi casa y así me tratas?
- Jajaja, ¡fue un accidente, perdón!
- Accidente, ajá...
- ¡Perdón! No me mates
- Pida bien sus disculpas, grosero.
Mientras me presionaba contra la cama de repente sentí un golpe recio en una de mis nalgas. Yo traia mi pantalon de mezclilla todavia pero hasta así dolió muchísimo y sonó como aplauso.
- Ahh!
- ¿Y la disculpa? - me empezó a soltar más nalgadas pasando de una a otra en lo que me tenía atrapado. Su manota me cubría cada gluteo y luego sentí otro agarrón en lo que sacó mi cartera de mi bolsa y la dejó en la mesita al lado de la cama y me dijo de broma - Ya me cansé de tus abusos, ahora sí te tocan unas buenas nalgadas.
Me siguió dando en lo quese reía de cómo reaccionaba. No le tomaba mucho esfuerzo sacarme gritos chicos. Lo hacía con ritmo, una tras otra y mientras solo se sentia como que todo estaba bien caliente allá atrás, el maldito sonriendo de oreja a oreja. Yo le decía perdón pero no me dejaba, se veía que ya le había encontrado la diversión y ya no se trataba de que me disculpara por la patada, de seguro ni le dolió. Luego de un rato le dije de chiste
- Ya, profe! Perdóneme!
- Jajajaja, es que has sido un niño malo, tocayo - Me siguió el chiste y me dio ya más rápido quedandose en una nalga hasta que le ardía la mano de las bofetadas y luego cambiaba a la otra, me tenía retorciéndome - ¡Eres bien malportado!
Sí me habían dado nalgadas de niño pero esas me daban miedo y pena, y estas aunque dolían más de veía que era puro amor apache. Pero no se medía. Yo ya sentía como que estaba ardiendo mi culo.
- No, ya, en serio, duele un chingo, para.
- Ni te hagas, de seguro ni lo sientes - Me dio dos fuertes, una en cada nalga - La grasita lo absorve todo.
- Ahhh... No, sí duele, cabrón
- ¿No por eso se dan de nalgadas? Porque en el trasero no duele tanto
- ¿Y eso de donde lo sacaste?
- Eso decía mi abuelo, creo
- Pues ojalá no tengas alumnos mal portados...
- Ni creas, son de lo peor, pero si les pongo una mano encima me despiden. ¿A poco sí te está doliendo, Bernardito? ¿No te estás haciendo?
- ¡No!
- Entonces ni duele. Una más - Me soltó una doble nalgada otra vez.
- ¡Ah! Jajajaja, culero! Ya me las dejaste rojas de seguro
- ¿Crees? Es que sí estás bien blanco. Sigues bien nalgón, tocayo, ¿como el haces? ¿Muchas sentadillas?
- No... Es que me muevo mucho en bici
- Ah, ya... Es que, verga, están bien suavecitas, hasta me rebota la mano.
- ¿Ya me dejas?
- Espérese borrachito - Agarró mi pantalón y me lo trató de bajar, pero no bajaba, estaban muy ajustados en mi cintura. Forcejeó pero no bajaban. Se me vio un poco de la raya pero no pasaba de ahí. Le di de manotazos pero ni lo molestaron - ¿No traes chones, cochino?
- Si traigo, pendejo, pero me los estás bajando
- Ah... Jejeje, ¿oye, Bernardo?
- ¿Qué?
- ¿De qué calzon traes?
- No, no empieces, ya me diste de nalgadas.
- Ándale, ¿qué traes? - Metió los dedos en la cintura de mi pantalon por atras, rozándome el trasero irritado cada dedos buscando y hasta dandome de pellizcos leves en lo que entraba, apenas y cabian sus amnos - ¿Traes caros? No te quuero romper unos caros
- ¡Benny!
- ¿Qué? Mi casa, mis reglas - Encontró mis calzones, sí los había bajado cuandp trato de bajar mi pantalón, sintió la tela entre los dedos en lo que la jalaba para verla por fuera de mis jeans - ¡Ah, son de esas baratitas de bazar! Ve, ni tiene nombre en el resorte. Jajajaja, ¿de rayas? Parece de circo.
Benny se burlaba en lo que veia mis calzones jalandolos un poco. Traia ropa delgada entonces podia sentir su trasero contra mi espalda baja y su espalda como de nadador contra mis hombros. Cambió de posición para estar más de lado, poniendo su axila sobre la parte de atras de mi hombro, me seguia teniando atrapado pero me queria ver la cara.
- Estás todo rojo, ¿pasó algo?
- Eres un culero...
- Jajaja, es que hace un buen que no molesto a nadie. Ya tengo que ser educado y formal todo el tiempo. Me traes recuerdos, güey
De repente ahí estaba el dolor otra vez, tela hundida muy rápido en mi raja, los huevos apretados, la piel irritada de fricción en lo que me hacía levantar la cintura por pura fuerza. Enrosqué los dedos de los pies, apreté el trasero, traté de zafarme retorciendome pero nada sirvió para nada. Mi trusa barata tenia rayas horizontales rojo y azul, pero se habian decolorado y parecia rosa y blanco. No era buena tela aunque estaba muy suave, no iba a durar mucho, desde el primer jalón ya se estaba oyendo como se rompian en partes pequeñas. Lo peor es que era un calzon chino brutal y solo me lo estaba haciendo con una mano, con la otra me acariciaba el pelo jugando con él. Luego se metió el dedo meñique en la boca y me lo metió en la oreja, apenas cabía pero me hizo retorcerme de la sensación, me daba ñañaras por todas partes y bien que él lo sabía. Se acercó y me susurró directo a la oreja, el aire de su voz era como otro dedo entrando con saliva.
- ¿Te digo un secreto? Te voy a alargar la rayita.
Tomó mi calzón con las dos manos y empezó a jalar como si fuera correa de perro rabioso. Una y otra vez como si remara, no se le quitaba la sonrisa cruel de la cara en lo que yo me quejaba.
- ¡Qué rico! ¡Ya extrañaba esto! - me decía, me daba jalones repentinos y rápidos entonces me rebotaba todo lo que jalaba - ¡Jajajaja parece que me andas perreando, tocayo!
El calzoncillo ya se sentía rasposo contra mi culo y hasta en el espacio entre mis huevos y mi raja, de seguro ya me los había dejado flameados. No se detenía hasta que agarró de los agujeros para las piernas, lo tomó como tanga.
- Dime que soy el mejor
- Eres el mejor...
- Dime profe otra vez
- Perdón, profe! Ya suélteme
- ¡Niño malo! ¡Niño malo! - se moría de risa en lo que me daba dos nalgadas una en cada una, las dos muy fuertes y ya se sentía como si me las diera con cuchara de madera. Se aferró a la tanga, frotándose las manos y preparandose exageradamente para sacarme una sonrisa - Esta sí te va a doler.
- ¡Ya duele!
- No, esta va en serio
Se agarró del calzoncito y luego jaló con todas sus fuerzas. Grité y gruñí de dolor pero... De repente se detuvo.
El sonido de algodón rompiéndose en la costura de mas abajo era como trueno, de repente mi calzon explotó. Benny acabó con un trapo sudado en las manos y yo con muchisimos hilitos rotos bien metidos en el culo. Suspiré dolido en lo que pasé mis manos por mi trasero, sobándome por arroba del pantalón.
- Pinches calzones chafas, se tronaron.
- Ahí está, ya puto, déjame en paz, duermo en el sill... ¡¡AHH!!
Empezó un segundo dolor en la rayita ahora me entró bien rápido una tela más gruesa que me raspó de volada y me apretó todo.
- ¡Pantalón chino! - se rió encima de mí, ya se había sentado en mi espalda con las rodillas arriba y usando sus pies para empujar mis piernas para que se abrieran. Estaba con las dos nalgas redonditas y de bombón (se sentían perfecto a través de su pants delgado) en mi espalda y usando sus piernas para hacerme abrir más las mías, como tratando de que hiciera un split o algo. Me estaba jalando del pantalón de mezclilla y estaba entrando igual de profundo que el calzoncito del bazar. La mezclilla duele mucho más entrando y uno creeria que no es muy flexible como para una broma así, pero aunque no suba por toda la espalda, sí igual da dolor, en especial cuando ya no hay un calzon debajo para detenerlo. Me retorcía de nuevo, pero ahora me estaba abriendo las piernas.
- ¡¿Qué haces, loco?!
- Ahorita te enseño - se dijo, riéndose.
Como me abria las piernas, la tension del pantalon no sólo dolía sino que lo volcía todo más apretado y el pantalón se estiraba para tpdas partes - Te regalo unos pantalones y unos chones cuando acabe.
Me volvió a hacer "perrear" ahora pasando una mano por mis nalgas bien marcadas por los jeans y hasta tararaeando una canción de reguetón en lo que me hacía el pantalón chino. Mis nalgas se estaban tragando el pantalon sin problemas, parecía que estaba pintado, ya estaba apretado antes y ahora hasta larcaba mi raya. La costura que hay entre las nalgas de un pantalon me estaba dando duro contra mi piel ya irritada, rozaba una y otra vez y no lo podía detener. Yo podía gemir y rogarle lo que fuera, pero a menos que me pusiera a llorar del dolor, sabía que podía seguirle, que lo podía soportar. Luego del primer calzon chino que me hizo, me hizo muchos mas mientras fuimos amigos, entonces ya conocía bien mi aguante.
- Bien tragonas tus nalgas... - dijo con una crcajada pequeña. Pasó dos de sus dedos por la raya marcada por el pantalón, como tarjeta de crédito en lo que corregía una arruga que hacía que no entrara bien.
Finalmente se detuvo cuando los dos oimos que se tronaba la tela. Habia aprecido un agujero pequeño entre mis piernas, entre mis bolas y mi raya, ahí mismo donde se juntaban cuatro costuras.
Se detuvieron los jalones pero apenas pude respirar sentí cuatro dedos entrando por ese agujero, dos índices y dos medios. Benny metió los dedos en el hoyo de la mezclilla y jaló para hacer más grande ese agujero. Sus dedos como ganchos jalaron para todos lados, rompiendo tela muy gruesa a lo largo de las costuras.
- No me los rompas!
- Es que están bien apretados, no te los puedo bajar. Tú calmate, tocayito jejejeje ¿o quieres más pantalon chino? Yo feliz te lo cumplo.
- ¡Ya no más!
- Entonces usted quieto en lo que dejo que tus nalgas respiren...
Como riéndose de un chiste que él contó usó lo que pudo de su fuerza para destrozarme esos pantalones pero muy dirigido a deshacer la costura entre las dos nalgas. Lo sentí pelliscar, rasguñar y jalar por un minuto hasta que finalmente debilitó esa costura, agarró ambos bolsillos traseros y los jaló con todoas sus fuerzas a lados contrarios.
La parte de atrás de mi pantalón se rompió como si fuera una flor, con partes como petalos para todas partes. Habia una rotura con forma de "T" en la parte de atras de esos jeans. De alguna forma la cintura seguía intacta, toda esa parte en la que iría el cinturón seguía en una pieza, pero debajo en donde empezaba mi trasero, la tela estaba rota y separada y era como si fueran cortinas en las que abajo estaba mi trasero desnudo. Sentí sus manos en mi piel desnuda y sensible.
Me agarró las nalgas, las agitó, las empujó juntas y ahí las sacudió otra veztarareando esa cancionsita muy entretenido. Encontró un hilo del calzon que estaba bien metido y con dos dedos lo jaló haciendome casi gritar del dolor ya repetido. Para cuando sacó ese hilito me lo puso en la cara y me lo quité de ahí con asco.
- Sí están bien rojas tus nalguitas... Y tu raya ni se diga - Me dijo, todavía tocándolas y tratando se agarrarlas completas en sus manos.
Se levantó y se sentó en la cama, sonriendome como con culpa pero muy divertido.
- Jejeje, sí tienes unas nalgas de monstruo. ¿Dices que por andar en bici? Pues síguele a eso - No le respondí - Jajajaja, no te enojes.
- Me debes un pantalón - le dije, dándome la vuelta para estar boca arriba, escondiendo mi trasero contra la cama.
- Claro, claro. Es más, llevate uno de mis pantalones y te doy dinero para que te compes unos calzones iguales. Con unos diez pesos te compras de esos chafas, ¿no?
- Pendejo...
Antes de que me diera cuenta, me agarró del calzon (o lo que quedaba) por adelante y lo jaló hacia arriba. Yo estaba esperando mas dolor, pero solo salio toda la tela destruida de lo que antes era una trusa bastante linda. La miró, nos reimos en lo que le traté de dar un golpe en los huevos y le di en el muslo. Hizo bolita mis calzones y los lanzó al bote de basura, cayeron perfecto adentro, encestó.
Benny se quitó la sudadera y traía el cuerpo desnudo debajo, todo su torso algo peludo, bien formado pero sin ser modelo o fisicoculturista, se veia fit pero sin que fuera de pura vanidad, era músculo de atleta. Se me aventó encima como si yo fuera parte del colchón o un peluche muy grande.
- Quítate, me tengo que cambiar.
- No, ya, buenas noches.
- ¿No que yo dormía en el sillón, Benny?
- Yo nunca dije eso. Solo andabas estorbando y no cabía yo. Vas a dormir aquí, el sillón es bien incómodo.
- Te pasas...
- Perdón, tocayo, es que tienes un trasero bien lindo, siempre te lo he dicho.
- Igual, eres un culero...
- ¿Estás enojado?
- No, pero sí dolió mucho.
- Te lo hago de cariño, ¿sabes? - Me dijo, picándome la cara con el dedo - Porque eres bien chistoso cuando te duele algo, tu cuerpo se siente bien rico además.
- ¡Ya pendejo! - me reí, agitándome y quitándome lo de encima. Sabía que rstaba algo borracho, pero cuando me decía cosas así yo de baboso me lo iba a creer. Se dio vuelta y dejó de estar encima de mí. Se veía relajado pero con algo de sueño.
Me levanté de la cama y me bajé mi pantalón arruinado. Quede desnudo de la cintura para abajo pero no por mucho tiempo. Me dijo cual era su cajón de los calzones y busqué. Me puse un boxer blanco, suelto pero bastante corto y cómodo: era más como unos shorts pero muy delgados y con resorte en la cintura. Para lo irritado que tenia todo no queria nada muy apretado.
En lo que estaba en eso, considerando si lavarme los dientes en su baño (usando mi dedo, obvio no traje cepillo) de repente siento aire frio en la parte baja de mis nalgas y siento como se mete algo de tela en mi raya. Benny se levantó de la cama y estaba atras de mi, subiendo la tela de mis boxers. Yo me iba a dar vuelta muy agresivo, de verdad ya no podía más, me iba a enojar en serio si me volvía a salir con sus bromas, pero antes de eso me susurró para calmarme.
- Shhh, shhh, shhh... No es para eso... Sí estás bien rojo - Me pasaba las manos por abajo del boxer, acariciándolas muy suave y apretandolas un poco. Era más como un masaje. Yo no sabía ni qué hacer, solo me quedé quieto, todo él se sentía diferente, ya no en modo de travesura - ¿Te sigue doliendo?
- Algo...
- ¿Me dejas darte un masaje?
No le dije nada pero siguió pasando las manos, muy lento, muy tenue, como si se fueran a romper. Atoraba la tela del boxer y la iba jugando, enrrollando en partes. Too ese contacto lento y sentirlo ahí respirándome en la espalda me empezó a excitar, me empecé a poner muy duro.
Él puso su barbilla en mi hombro para verme y vio que ya traía una erección. Sin decirme nada se puso de cunclillas, movió la tela de lso boxers para que se viera entera mi nalga derecha (toda de color rosa por sus nalgadas) y le dio un beso chico en la parte más baja.
Muy lento fue subiendo, siempre con besos en lo que ambas manos me mantenian en mi lugar y jugaban con mi piel. Solo oirlo darme el beso me daba escalofríos por todas partes y la sensación casi me mata. Una de sus manos pasó al frente y se cerró alrededor de mi miembro. No hizo más, sólo lo detuvo.
Con sus labios gruesos y mullidos fue subiendo por mi espalda baja, moviendo mi camiseta para siempre toxar piel. Subó hasta que me dio un beso detrás del cuello y luego me besó en el costado del cuello, se detuvo ahí para darme un chupetón en lo que yo gemía. Sentí las rodillas débiles como que me iba a caer, pero él me tenía muy bien sostenido.
Olía a alcohol. Yo olía a alcohol. Una parte de mí se puso muy triste de que estuvieramos borrachos, pero la otra no quería desaprovechar.
La mano que dejó en mi culo empezó a pasar el dedo por mi raya de nuevo, pero empujando la tela del boxer contra mi ano. No era con fuerza, solo para estimularme. Por como me subió wl pulso y la respiración creo que sabía que yo también quería.
Me soltó por adelante para abrir otro cajón de los que yo tenía enfrente, debajo de una papeles había unos condones desordenados. Empezó a sacar uno y lo detuve.
- No... Espera...
- ¿No quieres? - me susurró, su voz como miel, ni enojado, ni urgido, nada más me estaba preguntando.
- A ti te gustan las mujeres...
- Soy bi. Me gustas tú, Bernardo.
- Tú también... Pero es que todavía no... Este...
- Shhh, shhh, ya entendí - Se rió un poco en mi oreja y cerró el cajón con los condones. Me puso esa mano en el pecho, acariciándome mientras la que estaba en mi culo hacía lo mismo - Sólo es hasta dónde tú quieras.
Me respiraba y yo solo me ponía mas y ma rojo en la cara, no me lo podía creer.
- ¿Todavía quieres que compartamos cama? - Me dijo.
- Sí... Sí quiero.
Me dio la vuelta, quedándose detrás de mi y me llevó hasta la cama ya destendida luego de toda esa tortura. Me puso en ella y me siguió.
Nos besamos por lo que podría haber sido un minuto, una hora o tres días, no me importaba. Sus labios sabían a él y lo podía tocar como quisiera. Le acaricié los pezones, le pase la mano por su espalda y dejé de sentir la cara por como me picaban una y otra vez los pelitos de la barba corta que mantenía. Me tenía de la cintura, basicamente estaba yo sentado en una de sus piernas en lo que nos besábamos. Me siguió tocando el trasero pero ya con más deseo. Me dolían sus manos cuando me apretaba pero eso sólo lo hacía mejor, me ponía tenso y le mordía los labios, me lo agarraba con más fuerza.
Yo todavía no me sentía listo, entonces sólo se lamió un dedo y lo paso alrededor de mi ano, solo para emocionarme y verme reaccionar. Le salía al sonrisa más grande cuando me lograba hacer gemir sin siquiera tocarme. A veces su aliento me rozaba de cierta manera y yo no podía más. Él la tenía dura como yo, y a veces lo tocaba, pero no me podía concentrar mucho.
Jugó con mis pezones, me sobó las nalgas hasta que dejaron de doler y ahí me soltó un par de nalgadas que ya de dolorosas no tenían nada. Todavía me acuerdo a lo que olía su sudor y lo bien que se sentía tener su calor contra mi piel. Me decía "tocayo" a veces y "Berni" en otras, pero cada que me lo susurraba me sentía más seguro.
No sé en qué punto me vine, pero fue antes que él. Tecnicamente no hicimos nada, solo nos besamos por unas horas, pero fue justo lo que yo necesitaba.
Habían sido unas semanas bastante deprimentes y hacía ya tiempo que no me sentía tan solo, pero Benny estaba arreglándolo todo.
Me desperté con él con un brazo encima del mio y la mano de ese metida en el agujero de la pierna de mi boxer, muy bien agarrado a la "almohada" de abajo. Lo que me despertó fue que esa mano se movió en lo que Benny salía para ir a trabajar.
- Te puedes quedar hasta que quieras, sólo no te robes nada. Me voy a enterar y ahí sí me vas a ver enojado - Me dijo, plantándome un beso en los labios mientras sostenía mi barbilla con dos dedos.
- ¿Te acuerdas de qué hicimos?
- Claro, ¿tú no? - Se veía preocupado
- Me acuerdo, me acuerdo. Sólo quería saber si se te había olvidado, o si estabas muy borracho y lo de ayer fue...
- No. Me acuerdo de todo. Me gustó.
- Perdón que no...
- Ey - Me interrumpió - No pasa nada. Me gustó lo que sí hicimos. A ver si luego hacemos lo que falta.
- ¿De verdad?
- Tienes mi número, ¿no? Llamame cuando necesites más "consejos de contaduría". A ver si a la próxima no andamos tomados. Ya me tengo que bañar, tocayo. Si quieres te puedes hacer un café.
Con un beso rápido en el cachete se desnuó y entró a su baño.
Quería entrar pero tenía razón, ya era tarde. Estaba amaneciendo y yo también tenía clases (eran en la tarde pero estaba lejos).
- Ya me voy. Tomé uno de tus pantalones, culero. Ni me queda.
- ¡Ah, deja los que te rompí! - Me dijo, su voz rebotando desde la regadera - Tengo maquina de coser te los reparo para la próxima vez que vengas.
- Okey. Nos vemos.
- ¡Nos vemos! - sonaba feliz.
Ya abajo, en la calle, subido al carro de mi primo que apestaba a cigarro, no me podía quitar la sonrisa de la cara. La verdad es que me costó mucho trabajo aceptar lo que me gustaba y parte era miedo de que la gente se fuera a enterar, pero no parecía haber ese riesgo.
Me fui a mi casa, asegurandome una y otra vez que tenia mi teléfono y tenia muy guardado el número de Benny.
Sabía que como son sus amigas eventualmente ibamos a dejar de hacer esto pero seguiríamos siendo cercanos, no había nada que perder.
Pero si cada que iba me iba a estar jalando los calzones, el regreso en carro iba a ser igual de incómodo siempre. Como me gustaba ese maldito pendejo.
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